Cuanto tiempo sin juntar unas cuantas palabras en este lugar, sinceramente ni recuerdo que pensaba ese día cuando dije "Voy a escribir", menos aún cuales motivos me llevaron a ello.
Bueno, la vida, el destino...
Ha llovido bastante. He vuelto.
A cierto poeta le duró un aire de trece años.
El tiempo es relativo, dicen. Lo mismo en mi mente ha sido así. Quizás estuve... Dormido.
Se puede vivir toda una vida sin despertarse. Hoy no. Estoy despierto.
Hoy he decidido parar unos minutos, tomarme este tiempo que es poco y a la vez tanto y proclamar a los cuatro vientos una sencilla palabra: Gracias.
Ahora viene el momento de la verdad. Recuerdos, sentimientos, emociones, alegrías, euforia... Sinceramente, ¿Nos paramos a pensar con serenidad cuánto significado tienen?
Qué difícil es recordar tantos momentos, e injusto, porque sé que tras esto voy a decir "Vaya, qué cabecita tengo", "¡Si este otro fue espectacular!". ¿Cómo no pude acordarme?".
Me vais a permitir que os comente que también recuerdo malos momentos. Tristes, de rabia, ira, odio... Porque, a la vez, me evocan buenos momentos. No estaría aquí contando esta parrafada infernal sin ellos.
Vamos a ello:
He vuelto aquí por esas tapas a mediodía, kilómetros en bicicleta, partidos de fútbol, días de feria, visitas en el hospital, tardes de charlas y reflexiones pensando como arreglar el mundo y de "Deja esto un poco aparcado y baja".
He regresado porque días bonitos en la provincia, Sevilla, Antequera, Murcia... no pueden ni deben olvidarse. Cuanto más llamadas, abrazos y besos que no quieres que acaben.
Quiero permanecer aquí porque la naturaleza, con gente sencilla, hacen que te olvides todo lo negativo, y como cual alquimista, transmuta a sacar lo mejor de ti.
Continúo escribiendo porque cada día tiene su propia banda sonora, nuevas canciones que resonar en tu mente, más si personas permanecen a tu lado y te dan esperanzas de que, pronto, volverás a ver la luz, todo es cuestión de tiempo.
Me siento afortunado porque no todos los días disfrutas del embrujo del mar, de un sol redentor, en buena compañía, acompañados de sonrisas cómplices. Hay momentos que te piden una primera canción. Cuanto más mirar al cielo y contar estrellas.
Incluso a veces no piensas que te ibas a unir tanto con ciertas personas que, finalmente, acabas viviendo mil momentos divertidos, te motivan a ser mejor que ayer y te alegran las noches con unos buenos vídeos o cervezas en un bar.
También conozco quienes no abandonan su sonrisa y positividad aunque el momento no ayude y te alentan a que no olvides que la vida puede ser como un juego, que debes seguir avanzando y, si no, siempre puede haber otro que te guste más.
Nunca falta quienes no dejan que te aisles, y si lo haces, te agarran de la mano, te arrastran y dicen "estoy aquí", cuando tu vacío te gana la batalla.
El tiempo te pone personas que necesitas para tu evolución, como comenté al comienzo, ya sea hace trece años, como cierto poeta, o treinta. Entre pupitres. Como un equipo. Quien diría que unos libros pudieran unir tanto.
Lo curioso también de los libros es la claridad que te transmiten y, si un día no lo consiguen, hay quien, con su optimismo irreductible, te propone y desea el idóneo. Y si te derrumbas bueno también es un cómic, más si una nota de corazón, a puño y letra, lo acompaña y te arranca todo dolor.
Al final, tras un momento así, vuelve a sonar la música que hablé antes, esa que, cuando jóvenes, disfrutábamos en tantos ensayos y cierta semana y seguimos recordando en un parque o tras un examen, ¡qué cosas tiene la vida!
Por otro lado una caminata larga en buena compañía a veces pasa como un suspiro. Con recuerdos de incienso y azahar en mente, por ejemplo. Porque la amistad no tiene distancia, ni aunque un gran océano nos separe.
Alguien me dijo que somos maestros y aprendices a la vez, te cambian la vida y sabes que aunque un día se marchen no vuelves a ser el mismo, ahora, en este momento, aquí y ahora, está dentro de ti. Esa persona y su legado.
Hay fuerzas que no comprendemos aún y nos mantienen en contacto por algún razón, aunque en ciertos momentos se ponga todo cuesta arriba. La fe mueve montañas. Los recuerdos más.
Si habéis llegado hasta aquí simplemente deciros: Gracias.